Yo nací en el valle de Gistain, en Señes, en el año 1955.

Viví allí 8 años, como las calles no estaban asfaltadas y no podía ir en silla, tenía que ir en caballo.

Allí asistí a la escuela, en clase éramos 7 u 8 chavales, mis hermanas llevaban a la escuela en colicas.

Cuando nos poníamos malos teníamos que ir a buscar al médico de Plan, que tenía que venir andando o en caballería, no os penséis que era como ahora.

Con 8 añitos tuve que ir a operarme de las piernas a Barcelona para ver si podía andar. Eran unas salas enormes donde las compartíamos muchas personas. En aquella época, las enfermeras eran monjas. Y esta fue mi experiencia en la gran ciudad.

Volví al pueblo y a los dos años me fui a vivir a un pueblo de colonización que se llama Orillena. Ahí cambió mi vida, las calles estaban asfaltadas, no había escaleras… ¡por fin podía tener una silla de ruedas y podía ir solo a todos lados!. Se me montaban detrás de mi silla los demás niños, ellos se lo pasaban muy bien, pero a mí no me gustaba nada.

Los años van pasando, mis padres se hicieron mayores y decidimos que necesitaba un sitio a donde ir, y empecé a venir al Centro de Día de Aspase. Venía con la furgoneta de los Monegros.

Esto era todo un poco raro, mis horarios habían cambiado, aprendí hacer cestas…

Cuando se abrió la residencia, yo fui uno de los primeros ocupantes. Al principio lo pasé un poco mal, me costó adaptarme, en aquella época 15 compañeros y ahora estamos 25, somos una gran familia y seguimos creciendo.